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“30” y ¿ahora qué?

30 y ahora que 2

Bienvenida al tope de la montaña rusa, donde es imprescindible esperar lo inesperado. Llegaste a los treinta; y ¿ahora qué? Esa es la gran pregunta.
La mujer, al igual que todo ser viviente, es un ente cambiante. Desde que nací comencé un proceso de evolución, el cual incluía cambios drásticos y no tan radicales. Como todo en la vida, nadie me preparó para enfrentarlo; porque somos individuales.
Desde el crecimiento del vello, senos y la amiga (no muy bien recibida) que me visita mensualmente, los cambios fueron constantes e incesantes. No les daba mucha importancia, hasta que me salieron espinillas en la cara y tuve que dejarme crecer la pollina y conocer la “frente de truck” que tenía. Claro, comparada con otras, a penas era el frente de un “Smart”.
Autoterapias de aceptación y la celebración (sobre todo) de convertirme en toda una jovencita con responsabilidades más allá de estudiar y verme bien; esto último aprendido cerca de los 20. Llegué al tope de la montaña rusa. Como todas las que cumplen sus “30”, asustada y preocupada por lo que hice y dejé de hacer. No me percaté que viviría los cambios más contundentes de mi vida.
Llegué a los 30; y ¿ahora qué?, pensé. Descubrí (de forma no grata) que las locuras realizadas por mis hormonas causaban peñones rojos en mi cara y que un maldito dolor de cabeza acompañaba mis encuentros mensuales con mi amiga “la peli roja”. Jadeaba como perro al subir tres escalones y siempre estaba cansada. Llegue a “picar maíz” (cabecear) frente a la computadora del trabajo y no por falta de un “beauty sleep” (sueño rejuvenecedor). Entonces, internalicé que el viaje al tope de mi montaña rusa no sería tan divertido y que tendría que aprender a conocerme (nuevamente).
¿Te pasa que tienes síntomas cuya base nunca es encontrada? ¿Tienes cambios de humor constantes y la gente te ha hecho creer (o casi lo logra) que eres bipolar? Pues, bienvenida a los 30. Aunque, hago la salvedad de que muchas pasan por este proceso y todavía están en los 20. ¿Te identificas?
Me gustaría saber que no estoy sola en este viaje “en picada” hacia el ocaso de mi vida. Quiero saber de ti. Cuéntame qué está pasando en tu montaña rusa, escríbeme a svargas.aviles@gmail.com.