Me cansé (monólogo)

Me cansé de apostar a lo nuestro,
Me cansé de luchar sola,
Me cansé de saber que solo fui un pretexto, que no estaba incluida en tu historia.

Me cansé de esperar a que me quisieras,
Me cansé de llorar noches enteras,
Me cansé de verte dormir plácidamente, sin que mi dolor te conmoviera.

Me cansé de castillos en el aire,
Me cansé de esperarte, !cobarde!
Me cansé de, en tu vida, no ser importante.

Me cansé de mentiras y desplantes,
Me cansé de heridas y daños irreparables,
Me cansé de ser siempre la culpable.

Me cansé de ser plato de segunda mesa,
Me cansé de ser esa a quien rechazas, pero luego regresas;
Me cansé de ser una simple marioneta.

Me cansé de creer que me elegirías,
Me cansé de creer que lucharías,
Me cansé de creer en el cuento en mi cabeza, con un lindo final que jamás existiría.

Simple, llana y rotundamente; me cansé.

Apagada

Ya las palabras no fluyen, rebosan. Esparcidas en tierras áridas, desiertas; se han evaporado, esfumado.

Las palabras sólo duelen, hieren. Usarlas ya no libera, sólo quiebran, desmembran. Son inservibles, vacías. Sin sentido y sin razón, carecen de influencia.

¿Para qué usarlas? Es mejor desecharlas. Encarcelarlas, que jamás salgan. Porque el simple hecho de pensarlas mata, destruye. Es mejor enterrarlas con esos muertos, cuyas promesas, vanas fueron.

Me abrazo al silencio, que no miente. Acallar el verbo, que ha traido tanto desdén y sufrimiento. Y así, para mis adentros, muero. Como aquellos que un día fueron y ya no están.

Me disipo en la nada: desvanecida, apagada. Y veo como pasa la vida, la gente, las cosas, los sueños. Esos destruidos por aquellas palabras proferidas, malgastadas, sin sentido y sin valor. Esas que sólo han logrado causar desilución, destrucción, decepción.